21.01.21

IN MEMORIAM de DAVID CANCIO

David Cancio 00

¡Adiós querido David! Sí, penoso adiós,….¡pero admirando esa alegría tuya que lleno tu vida y esa copa de vino que la festeja!

Contigo se va una buena parte de mi vida, profesional y personal. Es que después de haberla compartido contigo por más de medio siglo es difícil digerir tu ausencia. Muchos de nuestros amigos, tuyos y míos, se nos ha ido y se hace espinosa la idea de ir convirtiéndonos en ermitaños anacoretas.

¿Recuerdas cuando nos conocimos? Yo había ingresado a lo que hoy llamaríamos ‘autoridad regulatoria', en aquellos tiempos parte de la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina, en 1963. Vos ingresaste poco después. Convivimos poco tiempo en lugares alejados en el monumental edificio de Avenida del Libertador en Buenos Aires. Pero al poco tiempo nos mudamos para inaugurar uno de los primeros centros científicos ‘reguladores' de Ibero-América, el magnifico laboratorio ubicado en el Centro Atómico Ezeiza, en las afueras de Buenos Aires. 

Allí, en la verde Ezeiza, nos comenzamos a conocer, entre asado y asado, entre coloquio y coloquio. Compartíamos el mismo pasillo de aquel edificio en ‘T'; vos a cargo del Laboratorio de Radioecología; yo del grupo llamado ‘ingenieria de protección'; vos experimentando con toda clase de flora y fauna; yo tratando de ayudarte a que se pudiesen llevar a cabo las mediciones que demandabas; ambos bajo la batuta de nuestro recordado y querido Dan Beninson.

Entonces también nos enteramos que nuestros domicilios casi compartían el vecindario. ¿Te acordás? Entonces vos vivías en el barrio de Floresta de Buenos Aires y yo en el cercano Villa Luro.

Así iniciamos una vida de amistad sincera, de compartir muchos sueños personales y profesionales.

Nuestra labor en el laboratorio de Ezeiza marcaría nuestras vidas a fuego: ¡fue una epopeya no-reproducible! ¿Recordás el espíritu de cruzada que nos embargaba, nuestro ‘fuego sagrado'? Es que, pese a la escasez de insumos, nada nos era imposible: los primeros datos del hemisferio sur sobre la precipitación radioactiva debida a las pruebas nucleares de las grandes potencias, los primeros estudios del transporte de cesio en suelos (tan necesarios e ignorados en recientes accidentes); las primeras radioantropometrias de cuerpo entero de Ibero América; el primer laboratorio radio-ecológico. ¡si el tuyo!, etc, etc. 

Por ese entonces no dimos el lujo de lanzar un sueño. la Sociedad Argentina de Radioprotección, un club de amigos que con el tiempo se convirtió en una asociación profesional de fuste.

Como Cervantes, creo que ambos preferimos no acordarnos de las razones que nos vieron partir de nuestro terruño; fue allá por los años 80s. Tú aterrizastes en Madrid para incorporarte a un laboratorio español que cambiaba su nombre, del de Junta de Energía Nuclear (‘la Junta'), al políticamente correcto Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas  (CIEMAT); yo en Viena para iniciar mi carrera en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).  Recuerdo haberte visitado al poco tiempo; para llegar tome un taxi en Madrid y le recité al chofer el pomposo desarrollo del acrónimo CIEMAT; el taxista, luego de mirarme despavorido, y requerir mas precisiones del destino, me dijo "Ahhh…a la Junta"…. es que lo políticamente correcto puede resultar finalmente incomprensible.

Como fuera, creo que la iniciación casi paralela de tu vida en España y la vida del CIEMAT fue beneficioso para ambos. De lo que estoy seguro es de lo siguiente: España ha transferido mucha tecnología a Argentina en muchas áreas; pero una de las mayores contra-transferencias de tecnología, de Argentina a España, fue tu traspaso de Ezeiza a ‘la Junta'.  Es que Argentina venia teniendo un desarrollo en la radio-protección que excedía al desarrollo general del país y vos inundaste a ‘la Junta' con todo ese bagaje de conocimientos.

Durante esta aventura ninguno de nosotros se olvido de nuestro terruño (como a veces suele ocurrir, tristemente, con los inmigrantes), y ese recuerdo y compromiso común con nuestros orígenes permitió que no nos separáramos en los años venideros. 

Te recuerdo defendiendo los intereses científicos de España en tantos foros que me seria imposible describir. Desde el OIEA hasta la NEA de la OECD, la Comunidad Europea, y mas allá. Juntos pergeñamos una trampa que seria vital para la incorporación de España a UNSCEAR: incorporamos, con tu voz. la presencia in pectore de España en UNSCEAR, via tu incorporación a la delegación argentina. Creo que fue un caso único en la historia de UNSCEAR, el que permitió a España ser un participante ‘de facto' de las reuniones de UNSCEAR hasta que con los años España obtuvo el mandato ‘de jure' de la Asamblea General de la ONU.

¿Recuerdas tus empeños en la creación de lo que hoy es posiblemente el ente intergubernamental de organismos reguladores más importante del mundo: el Foro Iberoamericano de Organismos Reguladores Radiológicos y Nucleares (FORO)? Fue otra epopeya que comenzó como un club de amigos y hoy es un respetado organismo internacional.

Esta relación profesional supo mantener nuestra camaradería. ¿Como olvidar, por ejemplo, nuestras andanzas en tierra española con nuestro querido común amigo Pedro Carboneras? ¡Y tantas otras, con tantos amigos españoles! Todas rociadas con buenos tintos y arropadas con mejores ibéricos. ¿Como olvidar las tantas reuniones de la Sociedad Española de Protección Radiológica (SEPR) donde compartimos ciencia y alegrías sin fin?; recuerdo particularmente la de Sevilla donde se fundió mi computadora personal, pero con tu ayuda pude reemplazarla rápidamente (por la que aun uso), con software ‘trucho' que tu me conseguiste (y que aún uso). ¿Y que me dices de los tantos Congresos y reuniones que con tu ayuda organizamos en España?: Málaga, Sevilla y Córdoba con el OIEA, Madrid, con la ICRP, etc, etc. Mas aún, ¿Cómo olvidar especialmente aquel magnifico IRPA11 de Madrid donde nos diste tanto cariño y compañerismo? ¿Recordás que con tu ayuda pudimos ganar la difícil votación que conllevó al IRPA12 en Buenos Aires, donde te luciste como el gran cicerone de la delegación de la SEPR?

Muchos años y muchos recuerdos, querido David, como para poder resumirlos adecuadamente en una esquela escrita con mucho cariño, pero también con mucho dolor.

Pero hoy me demandan que te diga adiós. ¡Ad Deum seas! El anglosajón goodbye, la contracción de God be with you o Dios sea contigo. Pero me es difícil expresarlo, porque mi agnosticismo me dice que no se de donde venimos y tampoco a adonde vamos. Bienvenido sean los que tienen fe que nos reencontraremos en algún lado, querido David: ¡A ELLO ASPIRO! …con tu sonrisa y tu copa de vino. Amén.
 
Tu amigo Abel J. González.
 

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